La cara y cruz de los artistas que condicionan la Fiesta destruyendo el toro, en aras de un arte que no es tanto como lo pintan. Torero de humo y cuché, este elegante torero, amor y deleite de lo más superficial de la Fiesta. Quedan en la sombra sus exigencias, en todo momento ineludible, de estos medios toros, medios borregos, novillos infames con la manicura hecha. Que el triunfo es de orejas, pues todo para el torero, que el toro no vale, pues culpa del ganadero, el empresario o el maestro armero.
El deterioro de la Fiesta es imparable porque ninguno de estos nenes de hoy está dispuesto a ganar menos, jugándose la vida de verdad y reivindicar un sacerdocio que no sienten. El último mohicano fue José Tomás pero no se le perdonaron sus toros, que por ser eran más decentes, (los toros y el) que esta cuadrilla de tunantes que se llaman figuras del G10 a los cuales siempre le llevó José Tomás siglos de diferencia.
Manzanares mal, muy despegado y sin entregar la cuchara, ya que tiene la olla llena y toda una temporada por delante llena de éxitos y corderos al horno. Morante mal también tratando de vivir de tres detalles repartidos en tres toros, cuenta con Curro Vásquez para que le arregle las cosas durante la temporada, pero que perdemos un torero histórico, lo sabe él y lo sabemos unos pocos más.
López Simón justificó su sorpresiva presencia, con un toreo que busca la diferencia tocando teclas difíciles, registros que ya otros tocaron y que son legítimos de emplear por el valor que se necesita. Cornadita de poca monta pero con una oreja en el esportón en su alternativa en Sevilla, prefirió ser prudente y quedarse en la enfermería.
Las gestas fueron cosa de otros momentos ya finiquitados.
Paco Díaz
Reseña de la UTAA de Sevilla
No crean que el título de esta reseña, por lo acontecido esta tarde en Sevilla, es excesivo triunfalismo o que la corrida fue la del siglo, pero es que por lo desastroso de la feria, esta tarde hemos visto muchos detalles y matices toreros con un gusto difícil de superar y quizás merezca tres olés, pero vayamos por parte.
Los astados de Cuvillo fueron lo típico y adecuado en cuanto a presentación y juego para toreros acostumbrados a la media casta y al medio toro. Los toros tercero, cuarto y sexto eran impresentables sardinas impropios de presunta plaza de primera. Los otros tres, sin ser nada del otro mundo, al menos estaban más rematados.
Todos eran flojos o de fuerzas justas, como gusta decir a muchos juntaletras sobrecogedores, pero al menos dóciles en los engaños y colaboradores.
El primero inválido perdido hubo de ser devuelto, saliendo en su lugar otro del hierro titular que le sirvió al toricantano LÓPEZ SIMÓN para cortar una oreja después de simular la suerte de varas y basar su faena en la mano derecha con muletazos limpios de mucho gusto, estética y empaque. Este torero eligió bien los terrenos, se situaba en el sitio justo para obtener muletazos limpios y ajustados. Toda esta labor en cuatro tandas con la mano derecha. Cuando quiso cambiar a la izquierda, el toro casi apagado apenas le dejó proseguir la labor. Mató volcándose sobre el morrillo, cobrando una estocada que tumbó al toro y recibió una cornada que tras pasear una merecida oreja, hubo de ser atendido en la enfermería para no salir más.
Por la cogida de LÓPEZ SIMÓN, el torero local MORANTE DE LA PUEBLA, hubo de matar tres toros. En sus dos primeros vimos al MORANTE de otras tardes, apático y sin empeñar mucho esfuerzo ante sus dóciles oponentes, a los que permitió le pegaran más de la cuenta en los caballos, por lo que llegaron con poco recorrido a la muleta. En el sexto que era una autentica ratita con dos buenos leños, pudimos ver al MORANTE de pellizco que todo el mundo espera. Fue un quiete por chicuelinas rematadas por una media de ensueño y después en el tercio de muleta una trinchera para inmortalizar en un cartel de cualquier plaza. Aquí se acabó MORANTE.
MANZANARES, el número uno del toro comercial, respondió a las expectativas. Se encuentra en un momento taurino sobrado de ganas y facultades toreras y por eso en sus dos toros, esta vez construyó dos faenas, a diferencia de otras tardes, cargado la suerte en muchos muletazos cuyos trazos nos sabían a gloria. El momento culminante llegó en su segundo toro con una tanda de naturales, que fueron lo mejor de este ciclo.
Como mató mal, esta vez el alicantino se fue de vacío.
Destacar a CURRO JAVIER en banderillas y de nuevo la lidia que éste, TRUJILLO y BLÁZQUEZ nos obsequiaron en los dos toros de su maestro.
Diego Martinez
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