En que quedamos pues, ¿el toreo es vertical y corto -Manolete-, o por el contrario es horizontal y largo -Paco Camino-, o es redondo como un ocho –Paco Ojeda?
¿Se torea en función del toro o se torea en función de un estilo propio, e incluso preconcebido?, y ¿ hasta que punto la personalidad del torero sobrepasa las características del toro y del toreo?
Difíciles preguntas para aquel que trate de encasillar nada, absolutamente nada, en este mundo tan particular y amplio como es el toreo; en este oficio tan dificilísimo en que la materia plástica está viva; en esta expresión artística inmediatamente compartida por otros, que transcurre en un tiempo y momento que termina en si mismo.
Creo que el hecho de torear es de una individualidad enorme, una situación única que va desde el torero, como un hilo invisible a la personalidad intransferible del propio espectador y que este la interpreta dentro de su ser y circunstancias.
Unos toreros nos llegan más que otros y todos los estilos están representados en los propios espectadores.
Amor para todos los gustos, opiniones también y particularidades infinitas.
Desde mi punto de vista, esta fiesta pagana es una liturgia en la que el torero nos representa a todos ante la posibilidad de la muerte. Sin la muerte rondando más o menos cercana no hay toreo.
Y a la muerte hay que burlarla, esto es dándole chances al toro, sin locuras que no nos valen, usando una inteligencia superior, pero sin dejar de darle posibilidades al animal.
Las posibilidades de darle chances al toro a mi entender son cuatro: primera, la colocación valiente del torero en los terrenos instintivos del toro para hacerle obedecer a lo que el no quiere; segunda, no quitarle raza ni temperamento, bien en su crianza o in-situ, y tercera, no disminuir fraudulentamente sus fuerzas y defensas naturales.
Las tres por este orden: colocación auténtica, casta e integridad.
(No en el orden de ciertos aficionados, a saber: cuernos, tamaño, carácter prefabricado y toreros fuera de sitio.)
A partir de aquí, amigo, puede torear usted como le de la gana, vertical, horizontal o haciendo roscos, su valor, inteligencia y personalidad es la que le salva.
Del Arte, que para mí seria la cuarta cuestión y no menos importante lo dejamos para otra ocasión. Para no complicar las cosas en demasía, con los tres postulados anteriores decentemente desarrollados me conformo de momento.
Paco Diaz
Leave a Reply