Continuamos con los dos protagonistas restantes en la difusión de la Fiesta, dejando a los toreros Figuras y los aficionados para después de Feria
La Empresa o sea el arrendatario.
“Los últimos diez años de la empresa Pagés en Sevilla han sido leoninos”.
Esa sería la síntesis de la actuación del empresario Eduardo Canorea y de su cuñado Ramón Valencia en relación con la larga etapa anterior de Don Diodoro Canorea, persona esta, en la cual afortunadamente coincidía la condición de empresario y de amante del toreo. Buena persona, por lo menos para mí en un momento dado, y buen aficionado, lo cual no le llevó que yo sepa a la pobreza, y si a dejar muy buenos recuerdos de su persona.
Llegan el tándem Canorea-Valencia y la primera declaración que escuchamos en la sala de prensa es… “Por favor no me pregunten mi opinión como aficionado, porque antes soy un empresario que tiene que rentabilizar su negocio”… y a partir de ahí el diluvio en forma de carteles mediocres, toros mediocres, intercambio de cromos, periodistas de la casa, y toda una serie de arbitrariedades con toreros y ganaderos triunfadores, castigados a no venir a esta plaza, para no desequilibrar beneficios. (Mientras tanto los Maestrantes cabalgando en el caballo del Cid Campeador)
Con los beneficios como horizonte, se vende Sevilla en primavera, el olor a azahar y el cielo azul, lo bonita que es la Maestranza, se vende la historia y se venden hasta sillas de enea para cubrir huecos. Vámonos que nos vamos, que a esto le quedan seis días y después ya veremos.
Da la mala casualidad de que entramos en este proceso de sobre explotación empresarial después de los últimos 15 años de interesado oscurantismo Currista, oscurantismo de lo que es un toro y el oficio de torear. La conclución final es más bien negativa, quedando como resultado, una afición secuestrada por el arte exquisito, unos toros impresentables, unos daños colaterales de desconocimiento de la afición que claman al cielo, y por lo cual estamos pagando hoy día.
Resumen: Hoy con esta crisis económica y taurina, se obliga Pagés a trabajar como nunca jamás lo había hecho para poder ofrecer unos aceptables carteles y esperamos fervientemente que los toros que compren para esta temporada estén por fin a la altura de la plaza y de las expectativas del cliente consumidor.
Y por último la Prensa Pofezioná Taurina.
Donde el vivir bonito, ganarse unas pocas perritas y ver los toros gratis, es el súmmum de la profesionalidad y felicidad de estas gentes. Por cierto; un 95% de ellos con otro trabajo oficial, porque ellos mismos han impedido que de esto se pueda vivir.
Mientras tengan la honradez, algunos la tienen, de denominarse meramente “informadores taurinos” la cosa va medio bien, porque informar del mundo del toro tiene que hacerlo alguien y además a diario, la falacia viene cuando actúan de “críticos taurinos” porque de críticos no han tenido nunca nada, empezando por Moles, continuando por las revistas especializadas y terminando por el ultimo mangurrino que se dedique a esto en Sevilla, lo que verdaderamente han hecho siempre es publicitar a empresarios y toreros.
Resumen. En todos los órdenes de la vida actual Internet es una ventana abierta y ya vamos viendo, cada día más claro, el lugar que ocupa cada uno.
La próxima temporada empieza en unos días, entraremos de lleno en la vorágine gustosa de los toros, los toreros y sus resultados, una vez mas y van siglos, el enfrentamiento de la fuerza bruta con la inteligencia y el juego de la vida y la muerte, que es el sostén principal de este circo, nos tendrá a todos con el corazón en la mano porque para eso está verdaderamente la Fiesta, para estremecernos el corazón.
Un saludo
Paco Díaz
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