La represión que no cesa a la información independiente en la Maestranza, o la guerra privada del comandante Gabi.
Lamentablemente como ustedes saben, la Junta de Andalucia le cedió vergonzosamente al empresario la facultad de decidir que informadores entran en el callejón y la policía-político-autonómica acude presta al quite. Se va acotando el terreno a este que les escribe para impedirle moverse en la plaza y poder desarrollar un trabajo a favor de la Fiesta, que ya son más de 30 años que vengo realizando, -comprobables en esta web en Galería de Toreros.-
La miseria humana.
“Paco amor mío, yo cumplo ordenes”, y una M, a otro perro con ese hueso que nos conocemos desde hace muchos años. “Yo cumplo ordenes”, y es verdad, la Autoridad ha delegado la presencia de “fotógrafos críticos indeseables” en el callejón en manos de la empresa, y ellos cumplen con dedicación lo que les mandan. Triste trabajo de represores en gentes que pagamos con nuestro bolsillo. (“Lo que usted diga Don Ramón, a sus ordenes Don Eduardo, recuérdense de las entradas que le solicité para mis amigos”.) Doble entrada gratis a través de los pases que ellos emiten para sí mismos en la Delegación, y las entradas de favor que la empresa les da. Sin embargo yo no me puedo mover por el callejón, ni siquiera antes de empezar la corrida y aún menos entre toros como siempre he hecho, pero quedan muchas plazas sobrantes en los burladeros oficiales para que estos profesionales de la policía política puedan invitar a sus amigos. Y si en el callejón no caben más se le piden al empresario.
Triste es que empleados que me conocen de años me digan,, Paco ¿qué pasa contigo? ¿no paran de venir a decirnos que tú en concreto no? Esta personalización indeseable me duele más que el no poder trabajar. Verdad es que estoy orgulloso y satisfecho con el resultado y la aceptación que la Web de fotos de TOROIMAGEN, -desde hace 7 años-, y el Blog “en Defensa de la Fiesta” -desde hace dos años- tienen. No son ninguna maravilla lo sé, pero espero que comprendan que cada cual tienen su corazoncito y déjenme que les explique someramente la situación actual mas reciente.
Me pago en una tercera fila de barrera voluntariamente la entrada de mi bolsillo, esta es la tercera temporada y ello es simplemente para poder ejercer el derecho, no a criticar por gusto, sino para decir todo aquello que yo creo que dañe a una cosa por la que tengo verdadera pasión. Muy de acuerdo estoy con el empresario cuando dice, “si usted quiere criticar páguese la entrada con su dinero” lo cual yo acepto completamente. Me daba vergüenza criticar y que al mismo tiempo me dieran un pase, por lo que solicité un pase a través de la Delegación de Gobierno, que fue denegado por supuesto.
La miseria humana viene cuando ellos, los delegados de callejón, saben perfectamente que necesito acceder al patio cuadrilla, al paseíllo, y al callejón eventualmente -durante la orejas y vueltas al ruedo- para poder hacer mi trabajo, la situación entonces se me torna casi imposible,.
El Truco; (y por eso que digo una M muy grande), consiste en decir que solo pueden pasar por el callejón los que tengan pase de la empresa, aunque no tengan derecho de estancia en el callejón. Como yo no tengo pase de la empresa, es arriesgada la peripecia para volver a mi asiento a través de los pasillos interiores, que te encuentres con la ratonera de una cancela interior cerrada y tengas que salir de nuevo a la calle. “No señor usted no puede volver entrar con una entrada ya picada”.
Sin embargo sospecho que esta situación no es iniciativa de la empresa. Hablando de la situación con el gerente Ramón Valencia y conservando todavía aceptables relaciones de amistad con ellos (recordar que jamás la empresa me negó el pase de fotógrafo ni de colocarme dentro de la plaza donde me viniese mejor) por lo que me parece ver que la mano negra viene desde otra dirección, como en otro escrito trataré a explicar.
Saludos
Paco Díaz
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