Lo que tu ves es lo que compras, (what you see is what you get), que quiere decir que todo lo que compras está al alcance de tu vista, para decidir si te interesa o no, excepto en los toros.
Esta típica frase, oriunda del marketing usamericano, es un adelanto total y lógico en los derechos de los compradores.
Todo lo que se compra, desde un tomate hasta un juguete, está a la vista del consumidor, es obligatorio que el cliente lo pueda ver, incluso si es un envasado existe la obligación de mostrar fotos fidedignas del contenido mismo, en los toros no, a pesar de que hoy día es cosa fácil de hacer.
Pocas, o casi ninguna, son las facilidades que se dan al comprador para que vea el género antes de comprarlo. Sabemos eso si, quien va a ser el matador, pero hasta que el toro no salga por la puerta de chiqueros, el 95% de los clientes no saben lo que han comprado.
Y es obligatorio el verlo y es demandable totalmente y es de juzgado de guardia, pero parece que el público del toro no esta a la altura de los tiempos modernos, y calla y otorga: es mas, fíjense ustedes, en Sevilla es de mala educación taurina el protestar y pocos se atreven, porque no es elegante el hacerlo.
Hasta aquí ha llegado el abandono y el lavado de cerebro de la afición.
Paco Díaz
P/D Un conocido mío, profesor en jurisprudencia, dice que las Asociaciones de Abonados y Aficionados se deben de reconvertir en Asociaciones de Usuarios y Consumidores, con lugar de encuentro y reunión en las puertas de los juzgados. Yo me apunto al dato, a ver si nos da tiempo de ponernos al día, antes de que el toreo se situe en la historia.
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