La tarde era de las cantadas, “son nubes de Carmona”, que es un pueblo un poco en alto cercano a Sevilla, y que es nuestro barómetro local para vaticinar que puede caer “tela marinera”. Y eso fue la que cayó, aunque la corrida no iba de todas formas por ningún buen camino.
Los toros de Cesar Rincón ( El Torreón) no tenían casi nada dentro, por supuesto muchísimo menos que su criador.
Y El Fandi queriendo hacer meritos absurdos, tiene una fuerte discusión con Jesulin de Ubrique, que le aconseja que no toree el quinto y que mire por sus compañeros de cuadrilla que también se juegan la vida y cobran menos que el.
El granizo rompe paraguas, El Fandi que no cede, Jesulin que llama al Delegado Gubernativo para que le apoye, -recordemos que Jesulin es el primer espada, el más veterano, y por lo tanto el director de lidia-.
Al final sale el toro y casi sin entrar al caballo, (los caballos no se sostenían), sin torear y sin banderillas, El Fandi consigue una estocada a la primera y aquí paz después gloria.
Gloria de dos tintos de Extremadura, una Caldereta de Cordero con mi colega Enrique Lozano y cuando terminamos estamos casi secos.