Corrida infumable de los Hnos. y demás familiares de García Jiménez.
El presidente Sr. Pulido mandó cambiar con buen criterio el quinto toro, sabiendo que los sobreros eran de otra ganadería y que peor no podían ser.
Castella convenció de entrada con el manso declarado que le tocó en primer lugar y no le cortó la oreja por poco.
En su segundo - de Zalduendo - estuvo impresionante, además de convencernos nos asustó. Cortó una merecida oreja.
Así es el toreo de impresión y miedo, y si además de entrega se hace con gusto y arte pues mejor que mejor.
Pero primero cojones, segundo técnica e inteligencia y tercero de colofón y si es posible arte.
En este caso Castella reúne las tres cosas.
|