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MUCHO
VIENTO, POCO TORO Y POSTRE DE EMOCIÓN Y ARTE
Si la corrida de hoy la trae José Tomás, la que le dan los
terroristas de plumas y micrófonos nos dura hasta el verano. Como
no la ha traído, los rayos van al ganadero. Y ahí están
bien dirigidos, pues, en el fondo, es quien debe responder del fiasco
ganadero con mayor responsabilidad; aunque, si hemos de ser justos, no
el único: también tienen parte de culpa los veedores de
la Empresa y los veterinarios y presidente –en este caso, presidenta–
que van a verla al campo y que no debieron aceptarla nunca. Corrida indigna
de Sevilla y del prestigio de un ganadero que, no sé si estará
en horas de rebaja, se permite traer un total de tres corridas de su propiedad
–la de ayer de Parladé (otro fiasco), y las de hoy y del
próximo viernes, anunciadas con su nombre y apellido– a una
feria tan prestigiosa como es la de Abril.
Para colmo de males, el viento sopló su malhumor toda la tarde
excepto en el sexto, aplacado por el agua que caía de las nubes.
Y ahí fue donde, ante el más abecerrado del encierro, pero
también el de mayor calidad, salió a relucir la elegancia
y el arte de un torero que sigue progresando y que, por vía paterna,
ha entrado de lleno en el corazón de Sevilla. Faena de menos a
más, construida con cabeza para que el torillo no se acobardara,
que, a los fogonazos de arte de muletazos sueltos, unió para elevar
su importancia, las tandas de derechazos finales conseguidos con un temple
exquisito. Dosantina, de pechos y ayudados finales dieron paso a una estocada
hasta la gamuza de la que el torillo rodó sin puntilla. Pañuelos
entre paraguas y la señora del palco que esta vez no puso reparos
a sacar los dos pañuelos. Y Manzanares, feliz, cumplía su
sueño de salir a hombros de la plaza que ya lo ha adoptado como
propio.
El que siempre será de fuera es Castella. Lo afirmo por el trato
tan frío del público después de la meritoria faena
al huracanado viento y al genio de la astifina rata que hizo quinto. ¿No
merecían el valor derrochado y los logros conseguidos siquiera
una vuelta al ruedo? A mi entender, sí; mas nadie la pidió
para él. De todas formas, vaya en su honor y descargo haber mostrado
ese talante suyo que tan en falta le eché en la corrida anterior.
Aquí sí salió el torero de raza que trae ganas de
comerse al mundo. Tuvo mucho mérito plantear sus dos faenas fuera
del abrigo de las tablas con el viento tirándole derrotes asesinos
a los avíos de torear. Más en el quinto, al que recibió
en el platillo de la plaza con un arriesgado cambiado por la espalda.
Y tuvo mérito echarse la muleta a la izquierda, sin ayudarse de
la espada, y enjaretarle naturales ligados al astifino genio del juampedro.
También el arrimón final, aguantando parones a la altura
de las femorales. Faena de riesgo, valiente y con pasajes de mérito,
a la que un pinchazo previo a la estocada que lo hizo doblar no debió
devaluar tanto. Así también es Sevilla.
La única comparecencia de Ponce en la Feria se saldó con
una faena pulcra al inválido de enorme calidad que abrió
plaza, cuyas nulas fuerzas hacían imposible transmitir emoción
al tendido, y un amago abortado por las iras del público ante el
feo remiendo de Parladé que sustituyó al inválido
cuarto.
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