Lunes 7 de Abril
Toros d D. Juan Pedro Domecq
ENRIQUE PONCE
SEBASTIÁN CASTELLA
JOSE Mª MANZANARES





TEMPORADA
2008 SEVILLA

TEMPORADA
2005 SEVILLA

 
FUERA DE ABONO
 

Sevilla. Lunes, 7 de abril de 2008. 9ª corrida de toros de feria. Lleno de “No hay billetes” en tarde desapacible y ventarrona, con lluvia en los toros 4º y 6º.
Seis toros de Juan Pedro Domecq, anovillados, blandos e indignos de una plaza de primera; el cuarto fue devuelto por inválido y sustituido por un mulo de Parladé. Descastados en su mayoría, sólo 1º y 6º evidenciaron nobleza y calidad.
Pesos: 502, 590, 525, 542 (524), 506 y 509 kilos.

Enrique Ponce (Ovación y saludos y Silencio);
Sebastián Castella (Silencio y Saludos tras gran ovación) y
José María Manzanares (Silencio y Dos orejas) Salió a hombros.

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CRONICA DE SANTI ORTIZ
       

MUCHO VIENTO, POCO TORO Y POSTRE DE EMOCIÓN Y ARTE

Si la corrida de hoy la trae José Tomás, la que le dan los terroristas de plumas y micrófonos nos dura hasta el verano. Como no la ha traído, los rayos van al ganadero. Y ahí están bien dirigidos, pues, en el fondo, es quien debe responder del fiasco ganadero con mayor responsabilidad; aunque, si hemos de ser justos, no el único: también tienen parte de culpa los veedores de la Empresa y los veterinarios y presidente –en este caso, presidenta– que van a verla al campo y que no debieron aceptarla nunca. Corrida indigna de Sevilla y del prestigio de un ganadero que, no sé si estará en horas de rebaja, se permite traer un total de tres corridas de su propiedad –la de ayer de Parladé (otro fiasco), y las de hoy y del próximo viernes, anunciadas con su nombre y apellido– a una feria tan prestigiosa como es la de Abril.

Para colmo de males, el viento sopló su malhumor toda la tarde excepto en el sexto, aplacado por el agua que caía de las nubes. Y ahí fue donde, ante el más abecerrado del encierro, pero también el de mayor calidad, salió a relucir la elegancia y el arte de un torero que sigue progresando y que, por vía paterna, ha entrado de lleno en el corazón de Sevilla. Faena de menos a más, construida con cabeza para que el torillo no se acobardara, que, a los fogonazos de arte de muletazos sueltos, unió para elevar su importancia, las tandas de derechazos finales conseguidos con un temple exquisito. Dosantina, de pechos y ayudados finales dieron paso a una estocada hasta la gamuza de la que el torillo rodó sin puntilla. Pañuelos entre paraguas y la señora del palco que esta vez no puso reparos a sacar los dos pañuelos. Y Manzanares, feliz, cumplía su sueño de salir a hombros de la plaza que ya lo ha adoptado como propio.

El que siempre será de fuera es Castella. Lo afirmo por el trato tan frío del público después de la meritoria faena al huracanado viento y al genio de la astifina rata que hizo quinto. ¿No merecían el valor derrochado y los logros conseguidos siquiera una vuelta al ruedo? A mi entender, sí; mas nadie la pidió para él. De todas formas, vaya en su honor y descargo haber mostrado ese talante suyo que tan en falta le eché en la corrida anterior. Aquí sí salió el torero de raza que trae ganas de comerse al mundo. Tuvo mucho mérito plantear sus dos faenas fuera del abrigo de las tablas con el viento tirándole derrotes asesinos a los avíos de torear. Más en el quinto, al que recibió en el platillo de la plaza con un arriesgado cambiado por la espalda. Y tuvo mérito echarse la muleta a la izquierda, sin ayudarse de la espada, y enjaretarle naturales ligados al astifino genio del juampedro. También el arrimón final, aguantando parones a la altura de las femorales. Faena de riesgo, valiente y con pasajes de mérito, a la que un pinchazo previo a la estocada que lo hizo doblar no debió devaluar tanto. Así también es Sevilla.

La única comparecencia de Ponce en la Feria se saldó con una faena pulcra al inválido de enorme calidad que abrió plaza, cuyas nulas fuerzas hacían imposible transmitir emoción al tendido, y un amago abortado por las iras del público ante el feo remiendo de Parladé que sustituyó al inválido cuarto.