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Sevilla.
Domingo, 13 de abril de 2008. 15ª corrida de toros de feria.
Lleno en tarde de sol y nubes. Seis toros de Miura, muy bien presentados,
dificultosos para los toreros. 2º y 4º devueltos por
inválidos; este último por un sobrero del Conde
de la Maza, con poder, genio y exigencias. Pesos: 640, 575 (680),
590, 585 (615), 603 y 650 kilos.
El Fundi (Ovación tras dos avisos y Ovación y saludos);
Juan José Padilla (Ovación con saludos en ambos)
y
Javier Valverde (Oreja y Silencio) |
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OREJA EN TARDE DE LARGOMETRAJE
Se acabó la feria con más de tres horas de corrida.
Poco que contar en tarde tan larga, por más que hubiera
impresionantes miuras en chiqueros y que los espadas se mostraran
voluntariosos y, en diverso grado, decididos. Poco que contar,
también, en una feria que en nada se ha parecido a la anterior
y que nos deja un amargo sabor de boca, salvo por ciertas excepciones.
La excepción de hoy la firmó Javier Valverde al
echarse la muleta a la izquierda con su primer toro y tratar de
correr la mano con temple y suavidad a desprecio de la desigual
y corta embestida del de Zahariche. Sereno, firme y centrado ha
desarrollado una faena corta en la que ha estado por encima del
alto, zancudo y mansurrón astado de Miura. Como le pegó
un sopapo que tiró al miureño sin puntilla –aunque
la espada cayera baja– la gente pidió con fuerza
la oreja y el palco la concedió haciendo justicia al torero
salmantino.
El Fundi ha tenido otro talante que el día de Palha. Lo
he visto más agarrotado y, sobre todo, menos decidido,
aunque no puede negársele su voluntad y oficio. En el primero,
se equivocó a mi juicio en empezar por el pitón
peor del toro, y ya se sabe: después tampoco embestía
por el bueno. Pero donde me gustó menos ha sido ante el
genio y poder del sobrero del conde de la Maza. Toro exigente,
de tirar la moneda, como suele decirse en el argot, pero al que
no le ha expuesto lo debido por el pitón izquierdo, por
donde le ha dejado la muleta excesivamente retrasada en la mayoría
de las ocasiones. En contraste, la estocada con que lo sentó
de culo ha sido magnífica.
Padilla, patilludo y sin la montera de corte antiguo del año
pasado, ha estado esforzado y voluntarioso ante un lote que poco
ha dado de sí y al que ha banderilleado, ha intentado sacarle
los pases que no tenía y ha matado con prontitud y solvencia,
pero sin que la cosa pudiese tener mayor repercusión.
Acabada la Feria, no recuerdo una sensación de vacío
tan profunda como la que ahora me embarga. ¡Es una lástima!
Santi Ortiz
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