Efectivamente las banderillas negras no son más
que la opinión y obligación de la presidencia ante la mansedumbre
de un toro.
Hacia años que no veíamos un toro, en este caso un novillo,
de tan declarada mansedumbre. Vamos un toro de banderillas negra de catalogo.
Aculado en tablas desde la misma salida, picado a la remanguillé
en la puerta de toriles e imposible de mover de allí para el resto
de la lidia. Esto sin contar que se tumbó en un par de ocasiones,
totalmente acobardado.
Arreciaba la bronca del respetable, pero la presidenta Doña Maribel
Moreno Muela no comprendía que las broncas no tienen nombre, que
solo expresan una protesta que hay saber y querer interpretar. El público
no puede, a voz de grito nombrar al ganadero,y después expresar
su descontento, simplemente da la bronca en defensa de sus intereses adquiridos
en taquilla.
También es de todos sabido que un toro no se puede devolver por
manso, por lo tanto la interpretación solo era una; banderillas
negras, que la presidenta y sus asesores no quisieron entender. Las banderillas
negras al igual que los avisos de tiempo a los toreros son reglas que
hay que cumplir para que el toreo no se deteriore.
De aquellas políticas estos lodos.
Cualquiera de los que leen mis crónicas podrá
pensar que critico a la presidenta por ser mujer y teóricamente
más débil. Nada más erróneo, me importa poco
el género si el trabajo estás bien hecho, y el hecho concreto
es que esta señora lo hace mal con frecuencia.
Llegó en su día por estos pagos con un origen totalmente
político cubriendo la cuota femenina que al partido político
en el poder le parece correcto, sea el tema que sea, y sin tener ni puñetera
idea de toros.
Este es el trágala y posiblemente esta fémina tenga más
futuro en el toreo que todos los presidentes que en la Plaza de la Maestranza
han sido.
Vivimos en esta Arcadia Feliz Sevillana inmersos en un politiqueo escatológico
y se le hace daño a la Fiesta que es lo único que a mi me
indigna.