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Con media plaza y mucho viento, se lidiaron 6 toros de Cuadri
bien presentados pero flojos y parados en general.
Fernández
Pineda , de rosa y oro. Ovación y palmas tras dos avisos.
Serafín
Marín, de verde manzana y oro. Silencio tras aviso y
ovación.
Manuel
Escribano, de rosa palo y plata. Palmas y ovación.
Incidencias:
Manuel Escribano saludó en banderillas en sus dos toros.
Incompresiblemente el primer toro, el quinto y el sexto fueron
aplaudidos en el arrastre..
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1
Fernández Pineda |
2
torero elegante |
Por
Ignacio de Cossío - CUADRI, UN POZO SIN FONDO
La corrida de Cuadri no sirvió y los tres espadas se las
vieron y desearon para sacar provecho. Esta vez se volvió
a quedar en Trigueros la bravura y la movilidad que hicieron famosos
a los toros de Don Celestino. Antonio Fernández Pineda
torea con gusto y cadencia al primero de la tarde. Un toro a menos
pero que por el pitón izquierdo, le permitió al
de la Puebla arañar una buena serie al natural. Con el
segundo de su lote el sevillano se viene arriba y torea por bajo.
Dos redondos saltan con temple y buen aire. El aire de la Puebla
del Río, claro. Antonio sigue al natural y el toro naturalmente
se viene abajo como sus hermanos. Este torero hizo lo mejor frente
a un público tan frío como la banda de música
que sin su Tristán, siguen de luto. Serafín fue
un visto y no visto en su primero, el peor de la camada. Un toro
mirón y con mala clase que siempre buscó en la taleguilla
del valiente catalán su meta. Mucho genio tuvo este segundo
que más que embestir topaba al llegar a la muleta. En el
quinto tras una gran labor con la brega, destacando una media
de manos bajas, Serafín se lo lleva al centro. Los naturales
nacen de uno en uno en un palmo de terreno. Bernardinas de postre
sirven de traca final al descastado burel del Cuadri. Manuel Escribano
estuvo muy dispuesto toda la tarde. El toreo de Gerena levantó
en sucesivas ocasiones al respetable de sus asientos tras sus
inesperadas portagayolas y un no menos arriesgadísimo par
en banderillas. Con el primero, otro buey parado, ni por la izquierda
ni por la derecha pasa. Parece que se quiere echar el manso, lamentable.
En el sexto Manolo no rehuye a recibirlo en chiqueros. Que susto,
este ya casi ni le embiste. Otro par al quiebro espeluznante y
esta vez a una mano, el no va más. El toro se apaga y con
el la tarde, una de las peores de esta casa ganadera en la Maestranza,
pese a las palmas de sus paisanos No se preocupen el año
que viene volverá sino lo remedia alguien. Ya esta bien
de tanta fama torista, con tres años de sequía baratillera
a nuestras espaldas.
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