TALAVANTE
SOBRADO DE TALENTO Y MORANTE FALTO DE CARIÑO
Por Ignacio
de Cossío
Madre la que se ha armado en la Maestranza. Jesulín pasó
desapercibido en el día de su despedida sevillana, mientras
Morante resurgió de sus propias cenizas en el quinto; y
Talavante se glorificaba con un natural eterno en el último
de la corrida.
Jesús, fácil muy fácil con el capote y soso
como el toro en su primero. El torero de Ubrique toreó
aseado en el cuarto con el capote y no menos en algún derechazo.
Olé su temple prodigioso pero nada más, el toro
es muy blando y acaba por ahogar la despedida. Morante se desentiende
del peor de la tarde y Sevilla le castiga hasta en el quite de
Jesulín.
Llega el tiempo del desquite, Morante no lo duda y se marcha a
portagayola. Cinco verónicas y una media apoteósica
hacen mil partidarios. Repite por delantales el toreo de Chicuelo.
Acaricia la muleta y zas. Tricherazos, pases por alto y dos series
en redondo le hacen subir a lo más alto. La plaza es un
clamor cuando torea al natural. Qué pena, el toro no humilla
y no rompe por bajo. Otra serie con la diestra más templada,
un molinete invertido muy gallista, y un remate nos regala el
de la Puebla. Llega la vuelta por Toledo y se saca el toro por
fuera. Con la espada no pasa de la estocada desprendida. La faena
esta hecha y el presidente le concede los trofeos porque es antes
aficionado que presidente. Muy bien Sr. Pulido.
Lo de Talavante no tiene nombre. Con el capote no dice nada pero
con la muleta lo dice todo. Alejandro tiene una zurda que es de
goma, borra todo lo anterior. Dos series al natural calientan
los tendidos y entreabre la puerta magna. Que ligazón con
el de pecho en una de estas tandas, parece ni soñado. La
estocada trasera y tendida da paso al certero descabello. En el
sexto, la apoteosis. El toro no le merece y poco a poco aguanta,
resiste y con paciencia y no con menos torería va cosiendo
una faena al natural, que se culmina con el más largo jamás
contado. Si mi tío bautizó la verónica de
Gitanillo de Triana como un minuto de silencio yo lo hago con
el natural de Talavante como el del siglo. Muerto en el aire,
solo, abandonado, largo, eterno, como el mar. Dos con la diestra
y dos con la zurda consumaron la epopeya. Natural de Puerta del
Príncipe y de consagración talavantina. Nadie ni
siquiera él sabrá mañana lo que ha hecho,
es más nadie que estuvo allí lo podrá contar
como fue. Imagínense, tan inmenso como el mar.
|