Viernes 7 de Septiembre
Toros del Marqués de Ruchena
Julio Aparicio
César Girón
Daniel Luque

TEMPORADA
2007 SEVILLA
ESPARTINA 2007

TEMPORADA
2005 SEVILLA

   
 Fuera de
Abono




Espartinas (Sevilla). Viernes, 7 de septiembre de 2007. Media plaza. Seis toros de Jódar y Ruchena, flojos y mansos en distinto grado, para Julio Aparicio (Silencio y oreja), César Girón (Oreja y ovación con saludos) y Daniel Luque (Oreja en ambos), salió a hombros.



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Julio Aparicio

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César Girón

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Daniel Luque

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VESTIGIOS
Cuando una corrida entera, como esta de Jódar y Ruchena, exhibe mansedumbre en distinto grado, se niega a humillar por completo, evidencia tanta falta de casta como de fuerzas, rehuye la pelea a medida que transcurre la lidia y sólo en algunos pasajes y con intermitencia se aviene a colaborar con los toreros, lo único que cabe esperar de éstos es que muestren vestigios del momento por el que atraviesan; vestigios que ofrecen índices del grado de ilusión (afición), madurez profesional y rumbo al que encaminan sus carreras. Y eso es lo que cabe hacer en esta crónica.
La terna de toreros tenía atractivo en su heterogénea variedad: un veterano “resucitado” este año, como Aparicio; un matador nobel, como Girón, y un recién desembarcado en el escalafón superior, como Daniel Luque. Diestros todos de distinto corte, mas con el denominador común de la necesidad de escalar posiciones que eleven su cotización en la bolsa taurina.
Bajo lo que alcancé a vislumbrar de sus vestigios, Julio Aparicio parece atravesar un buen momento de afición. Cuando los toros le dejan confiarse –como el cuarto por el pitón derecho– las suertes salen con un regusto y un temple que hace tiempo no se le veía. Y en lo poco que se le entrevió con el capote, la verónica vuelve a mecer elegancia y templanza en su trazo.
A César Girón le veía por vez primera como matador de toros, y si hubiera que ordenar a los espadas actuantes por méritos, lo alzaría sin duda al primer puesto. Hizo, a mi juicio, lo más meritorio de la tarde con el lote más complicado. No es torero de exquisiteces, porque todavía le falta mucho pulido a su toreo; pero, en cambio, tiene valor sereno, no le perturban el ánimo las coladas, sabe tirar de los toros y trata de torear despacio. Con el acero, estuvo contundente y capaz en su primero y falto de fe en su segundo. Pese a su escaso bagaje profesional, su actuación, unida a la del 15 de agosto en Sevilla, le hace merecedor de mayor atención en los despachos.
Daniel Luque, el benjamín de la terna, tiene desparpajo, mece bien el capote, pese a que compone en demasía la figura dando la impresión de que torea más con el cuerpo que con los brazos, y evidencia una cabeza clara que, a veces, se vuelve contraproducente, porque se le nota más presto al recurso que a la verdad del “aquí no me quito”. Su toreo tiene plástica y frescura, pero adolece de falta de profundidad. Es muy nuevo y merece todo margen de confianza. Habrá que ver como evoluciona.

Santi Ortiz