Se corrió la voz en los mentideros taurinos
de que José Luís Marca y su yerno el gran Paco Ojeda,
achacaban el pienso dado a los animales del enorme fracaso de
la corrida. Parecidos argumentos también se lo hemos escuchados
a J.P Domecq en otras ocasiones. De cualquier forma estos toros
tienen fama de malos, y malos salieron como era de esperar. No
quita, eso sí, que de presentación fueran impecables
y se constate que con 500 kilos los toros pueden tener una excelente
presencia física, en este caso solo percha sin absolutamente
nada dentro.
Los dos toros del Cordobés
al suelo: el primero porque no quería estar de pie y el
segundo empezó cayéndose y se mantuvo después
a duras penas. Nada que hacer con eso toros; pero de todas formas
el torero me parece que tampoco está en su mejor forma
ni mediática ni profesional. Un baile de pie inaudito para
unos toros que se morían solos y un lenguaje visual que
ya no es el que era.
Rivera Ordóñez:
en su primero sin fuerzas –léase por los suelos –
solo tuvo que abreviar. En el segundo nos regaló tres pares
de banderillas uno regular y dos muy malos. Ya escribimos en otra
ocasión que Rivera es un torero ecléctico o sea
que ha tratado de hacer de todo, desde imitar a su abuelo y a
su tío y ahora a su padre, para finalmente quedar en un
poco de nada.
El Fandi ya lo sabe todo el mundo
es un portento de facultades, es capaz de correr para atrás
mas que cualquier cuadrúpedo bovino para adelante. Sus
pares son espectaculares casi de circo. No compartimos por edad
y cultura taurina esta forma de parear, a los toros hay que andarles
por delante, de frente, y salir andando de la cara. Esos botes
después de clavar – y no digamos Ferrera- más
bien parecen un bote de premio de lotería que una salida
de la cara del toro. Puso banderillas en los dos, animó
un poco el cotarro y la maldad de los toros y su poca eficacia
torera le impidieron cortar ningún trofeo.
Se les nota perfectamente a estos tres toreros
que están “atoraos” y embrutecidos de tanto
actuar por esos pueblos de Dios.
El Público
En los días finales de Feria se ha establecido por todos
los comentaristas taurinos como norma la de catalogar a este publico
como de eminentemente festivo y no aficionado a los toros y que
la plaza “sufre” un gran cambio de unos días
para otros. Esto es verdad en cierta medida pero yo opino que
se está exagerando muy mucho este tema.
El aforo de la plaza esta cubierto en casi un 70% por abonados
que como Uds comprenderán, por mucho que regalen entrada
a los amigos, no se gastan sus dineros para desaparecer del coso
de la noche a la mañana.