TEMPORADA
2010 SEVILLA

TEMPORADA
2005 SEVILLA

Fuera de Abono
 



15 ABRIL JUEVES

TOROS DE VICTORINO MARTÍN


ANTONIO FERRERA
MANUÉL JESÚS "EL CID"
CÉSAR JIMÉNEZ



Tarde lluviosa, lleno casi total.
Los toros de Victorino bien presentados excepto el tercero y el sobrero. Descastados y difíciles como es habitual.
Victorino no es culpable de nada, a el le aceptan los toros y se los pagan, por lo tanto culpable el equipo veterinario, el presidente y el empresario. No se ríe el ganadero de nadie, nos reímos de nosotros mismos.

Antonio Ferrera, silencio y silencio
El Cid, silencio y silencio con leves pitos
César Jiménez, silencio y silencio


1

2

3

4

5

6

7

8


9



10


11

13

14

15

16


17


18

19

20

21

22

23

24

EL GRAN CHASCO.

Crónica de Antonio Girol    Gente Torera          



Quienes pensábamos que lo del pasado año no había sido más que un mero accidente, producto de intentar convertir aquel famoso mano a mano en algo mediático, nos hemos llevado esta tarde el gran chasco , quizás el mayor de la feria.
Sí, porque cuando uno se cita con la de Victorino imagina que, cuando menos, va a ver animales repetidores, que humillan, en suma, toros bravos. Y no la escalera de color que hoy ha mandado el ganadero de Galapagar, y encima de todo: sin casta, sin raza y sin una pizca de la legendaria sangre Albaserrada en sus venas.

Abría plaza Antonio Ferrera, un torero con unas ganas locas de tapar más de una boca y que ha tenido que toparse con semejante birria. En su primero, con menos motor que una minipimer, sólo le faltó colocarse por detrás y empujarle para que anduviese para adelante. Tan tardo era el bicho que tuvo que acortar las distancias hasta el límite para poner las banderillas. Y en uno de estos arrimones sobrevino la voltereta, fea y peligrosa, donde los pitones le cruzaron el cuerpo, afortunadamente sin encontrar presa, como navajazos en una calle a oscuras. Ya adelantaba un servidor en la previa del festejo (vid. Previa del 15 de abril) que Antonio este año se ha propuesto hacer las cosas con despaciosidad. Y esto parece que no le gustó a un sector de la plaza que le pitó en banderillas. Por lo que se ve, o se escucha, el AVE ya ha descargado su primera remesa…y aún no ha llegado el finde, ossea sabess. Es lo que tiene la globalización…

A este toro le planteó una faena seria, dándole tiempos, mas el animal no estaba por la labor de pasar, sencillamente porque la raza se la había dejado, se supone que en el campo, aunque más bien habría que decir que en los libros de la ganadería. A base de técnica y colocación logró robarle una tanda por la izquierda digna de ser aquí recogida. Y poco más.

El cuarto tuvo otro son aunque las mismas deficiencias. En banderillas, Antonio, caldeó el ambiente dejándose llegar mucho a la res que se desplazó con energía. Fantástico el par al quiebro con el que cerró el tercio.  Toda esa movilidad que dejó entrever en banderillas fue un engaño, porque en cuanto tuvo delante la tela roja se dedicó a dar regates, frenazos y medir una y otra vez al torero. Pero en frente tuvo a un tío de raza que aguantó el tragantón con la profesionalidad y valentía que han hecho de él uno de los toreros más serios, honrados y profesionales del escalafón. El ambiente que quedó tras sus dos actuaciones fue el de que estuvo por encima de sus dos toros.

Desconozco qué le ocurre a un tipo como Manuel Jesús Cid. Un torerazo curtido en mil batallas, que siempre presenta pelea, con una zurda de oro y con un temple y una raza a prueba de cualquier duda. Sin embargo ya el pasado año empezó a flojear, y lo de esta tarde ha colmado la paciencia de muchos aficionados. Es más, creo que el virus que le afecta ha intoxicado también a su hombre de confianza: Alcalareño.

A su primero, que fue aplaudido de salida, no lo quiso ni ver. Vale que era una alimaña, pero a esa alimaña hace tres temporadas le hubiese dado cera de la buena. Sin embargo hoy más que El Cid parecía Curro en sus tardes negras. Salvando las distancias, claro, a favor de Curro.

En quinto lugar saltó otro cárdeno pero perdió las manos y a esas alturas de película la gente estaba hasta lo que rima con pantalones...y ¡aparecieron pañuelos verdes! en el tendido. Lo que yo digo: la globalización a bordo del AVE.
Saltó un sobrero del mismo hierro. Anoto que antes el de Galapagar no embarcaba más que seis toros. Le sugiero que si los sobreros que ahora va a embarcar son como el de hoy, espero que retome a la vieja costumbre.
Feo, chico, sin presencia, con el trapío mínimo para una portátil, saltó el negrito que hacía bis. Y pareció querer ser bueno. Se dejó hacer en los compases inaugurales, a lo que El Cid empezó a estirarse…hasta que el toro hizo una vez hilo y el de Salteras torció el gesto. Dudas, rectificaciones, más dudas… y en esto que empezaron a sonar silbidos. ¡Ya llegó el AVE!...y de paso atropelló a la memoria. Sevilla, señores míos, es silencio. Y punto.

El lote de César Jiménez ha tenido contrastes. Su primero parecía que sí; pero al final, no. O el torero no ha sabido entenderlo, ahí me asalta la duda. Valiente, escogió la dificultad de irse a los medios a pesar del viento. Sacó una serie con la derecha, bastante buena, que fue cantada por el público, y Tristán loco por atacar mandó que sonase la Banda. Pero aquello fue un vano espejismo. Al momento tuvieron que parar porque la faena se vino abajo entre que el toro no metía la cara abajo y que César no acababa de cruzarse. Total, que nada.

En sexto lugar, ya cuando la gente pensaba más en el fútbol que en los toros, con grito incluido desde la grada, no sabemos si el que lo dio era palangana o merengue, apuesto al dos en la quiniela, saltó un toro abierto de cuerna que vino a poner epílogo en el sin sentido de toda la tarde. Y ante el que Jiménez no pudo más que doblarse con él, ante la cortedad de embestida del Victorino.
Si las ganaderías presúntamente encastadas, léase Pahla o Victorino, están tal y como las hemos visto esta semana. Que el Gran Poder nos coja confesados a partir de mañana…